La procesión del Corpus Christi, fiesta dedicada al cuerpo y sangre de Jesús tiene su origen en la baja edad media cuando en el año 1263, mientras un sacerdote celebraba la misa en la iglesia de la localidad de Bolsena (Italia), al romper la hostia consagrada brotó sangre, según la tradición. El papa Urbano IV instituye en 1264 la fiesta litúrgica y será en el Concilio de Trento (1545–1563) cuando se determine que sea llevada en procesión pública, siendo el papa Juan XXII (1249–1334).
La tradición se instaura en nuestra ciudad a partir del 1400 y es un honor adornar y decorar las fachadas por la que va a discurrir su Santísima Majestad. Así pues, altares y balcones (y más recientemente escaparates) se montan y visten con un estilo barroco para festejar este día. Tras varios años sin adornar nuestro balcón, La Cerería del Salvador vuelve a decorar su antigua fachada en la plaza del salvador para disfrute de todos los visitantes y sevillanos.
Balcón de la Cerería del Salvador.
Niños Carráncanos de la Archicofradía Sacramental del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral. Forman en otro tiempo al comienzo del cortejo, de ahí que se les conozca como los niños que arrancan la procesión. Portan una campana para anunciar la llegada de la procesión y cirios color rojo, representativo de las hermandades sacramentales.
Seises, agrupación de diez niños que realizan una danza sagrada delante del Santísimo de la Catedral de Sevilla en la Octava del Corpus.
Pétalos sobre su Divina Majestad. El Corpus es una procesión que muchos suelen presenciar desde los balcones. Así, los vecinos de algunas calles de la carrera arrojan al santísimo pétalos de flores como una forma más de devoción y adoración.