El arte de colocar la cera en los pasos tiene sus orígenes en los problemas de iluminación en los pasos de palio, que hasta el siglo XX se alumbraban con varios puntos de luz consistentes en candelabros de uno o tres brazos prestados por algún miembro de la Hermandad o tomados de algún altar, con o sin tulipa. Al ser una iluminación inestable, los cirios caían con frecuencia de los candelabros.
Hoy en día, en las candelerías se cuida al máximo cada detalle.
Colocar la cera no es una tarea fácil. Es un trabajo coordinado entre varias personas y en el que la calidad de la cera cobra especial relevancia. Debe ser pura, ya que si no lo es, la combustión de la parafina podría dañar la policromía de la imagen o el terciopelo del techo.
Existen muchas formas de colocar la cera y varían según la Hermandad o las imágenes que conformen el palio, pero en líneas generales, los factores a tener en cuenta son:
- La anchura (o estrechez) de la calle central.
- El hecho de que la altura de la cera disminuye a lo largo de la estación de penitencia. Como detalle, la cera de alta pureza mengua menos y se tuerce menos al ser colocada.
- Si el palio consta de 3 imágenes, jugar con las alturas y los picos en la colocación.
- Considerar un mínimo de candelabros para que la composición quede elegante. Con algo más de 70 se puede crear un buen conjunto.
- La altura máxima que debe tener la candelería es que vista desde abajo (desde la calle), llegue por debajo de la barbilla de la imagen. Nunca debe quedar por encima.